Buscar este blog

miércoles, 21 de agosto de 2013

"Laura no deserto", Antón Riveiro Coello

laura no deserto-anton riveiro coello-9788498653953

SINOPSIS:
A nova novela de Riveiro Coello iníciase na primavera de 1982 en Barcelona co achado dunha carta e vai espallando a súa trama por Compostela, Nova York e a Pobra do Caramiñal. O autor de As rulas de Bakunin consegue artellar unha novela na que aventura vital, epopea social e interese narrativo se xuntan. As historias de Diana, que na Barcelona de 1982 atopa unha carta onde se descobre un pasado familiar ata daquela agochado; a dos últimos días da vida dun intelectual en Compostela, que lega ao seu fillo un enigma aínda non resolto; os intentos de Bob, un fotógrafo retirado de Brooklyn, por salvar a Bernie, un amigo que probou o suicidio, e a historia do destino ignoto dunha muller que se debate por conservar os últimos gromos da memoria. Velaquí unha trama naque a resolución das liñas narrativas lle pide tamén ao lector ou lectora un posicionamento perante o narrado que o ha implicar ineludiblemente na novela.





La primera novela que leí de Antón Riveiro Coello fue “As rulas de Bakunin”, aconsejada por mi profesora de literatura gallega, que me aseguró que el libro me gustaría mucho. Por entonces, no era yo mayor de 15 años. Sin embargo, a medida que avanzaba en la lectura, sentía que me había encontrado con un autor desconcertante en el mejor sentido del término y con una gran originalidad a la hora no solo de imaginar la historia, sino de estructurarla. Ahora, con “Laura no deserto”, esa percepción continúa vigente. En esta ocasión, este magnífico autor nos ofrece la sorprendente historia de la mujer que protagoniza el título de la novela.
“Laura no deserto” se sitúa en el año 1982 y se encuentra dividido en cuatro partes diferenciadas, llamadas “libros”. Cada una de las partes se diferencia de las demás por la situación personal de la protagonista. En el primer libro, “A luz dos ausentes”, los capítulos se intercalan mostrando en cada momento las vivencias de diferentes personajes, dando lugar a lo que parecen ser hasta cuatro tramas paralelas. En una de ellas, Diana, el último miembro vivo de una familia burguesa catalana, encuentra oculta en la habitación que su padre tenía en la casa familiar de las Ramblas, una carta de su tía Laura, una joven republicana, contraria a la ideología familiar, enviada desde la cárcel madrileña de las Ventas y fechada a principio del año 1940. Diana decide iniciar una investigación para saber qué fue exactamente de su tía, ya que según la versión de la familia, había sido fusilada en esa misma cárcel en 1939. Así, somos partícipes de los pasos que da Diana tras la pista de su tía, hasta llegar a Francia, momento en que termina su intervención. En otra de las historias, situada en Nueva York, Bob y Bernie, soldados de la Segunda Guerra Mundial, creen reconocer en un dentista de la ciudad al comandante nazi responsable de infinitas muertes en el campo de concentración que su unidad estadounidense había liberado en 1945. Al igual que Diana, inician su propia estrategia para tratar de desenmascarar a este hombre, que parece perfectamente integrado en la sociedad americana, para conseguir su extradición a Alemania y su posterior juicio. En la tercera historia, volvemos a Galicia, a la ciudad de Santiago de Compostela. Un hombre enfermo en un hospital escupe a su hijo una frase sorprendente. Tras la muerte del padre, y sin haber tenido la oportunidad de averiguar si esa afirmación fue alentada por la morfina o si estaba cargada de lucidez, el hijo arrastrará consigo el peso de esa declaración mientras pone orden en las pertenencias de su padre, intentando averiguar qué quería decirle este. Finalmente, en un psiquiátrico, el doctor Thomas Rosenfield pone todo su empeño en sacar a una mujer del mutismo en el que lleva inmersa más de un año. Una limpiadora del centro, María, de procedencia gallega, será capaz de arrancarle un pequeño gesto de vida con los versos de la canción gallega que acostumbra a cantar mientras trabaja.
El segundo “libro”, “A casa das sombras”, se inicia con la definitiva vuelta a la realidad de la mujer ingresada en el psiquiátrico que, a pesar de recuperar plenamente la cordura, sufre un grave cuadro de amnesia que le ha hecho olvidar los últimos 40 años de su vida. En su último recuerdo registrado, ella tiene 24 años, y no los 62 que luce en el momento de despertarse. En este punto del libro, ocurre que el lector ya ha reconstruido casi por completo la historia de esta mujer y la relación que tiene con todos los demás personajes. Durante el resto de la novela, el lector acompaña a esta mujer en su intento por recuperar los recuerdos que ha perdido y por reencontrarse con su vida. Es cuanto menos curioso, porque ella no sabe lo que ha vivido ni lo que pronto averiguará, pero nosotros sí lo sabemos. En este segundo “libro” y en el último, se nos revela como nueva poca información sobre la historia, y es este aspecto el que, bajo mi punto de vista, hace que la novela se haga en ocasiones pesada, que tengamos la sensación de que estamos dando vueltas alrededor de un mismo punto sin avanzar. El autor quiere hacernos caminar al mismo ritmo que la mujer protagonista, pero, como ya hemos apuntado, con la información del primer “libro” y parte del segundo somos completamente capaces de armar en nuestra cabeza la historia de la protagonista. Eso provoca que vayamos más rápidos que ella y que la novela se nos haga demasiado larga. Es en el tercer “libro” donde podemos encontrar información que no disponemos sobre ella, ya que somos testigos de su experiencia como prisionera en un campo de concentración alemán. Curiosamente, el único “libro” que tiene los capítulos titulados y no numerados.
En mi opinión, esa estructuración tan diferente del primer “libro” consigue atrapar por completo nuestra atención y hace que consumamos muchas páginas en poco tiempo, porque cada trama es interrumpida por otra en un momento de máxima tensión. Sin embargo, como ya he comentado, ese mismo esquema novedoso se vuelve en nuestra contra, porque nos adelanta toda la información antes de que la protagonista la recupere del olvido que padece.
Una de las ideas más interesantes de la novela es el peso de la memoria. La capacidad de memorizar recuerdos nos permite armar de una forma ordenada nuestro pasado y entender nuestro presente; nos permite saber cómo hemos llegado hasta dónde estamos, qué decisiones tomamos y cuáles fueron nuestros actos hasta ser lo que somos. Sin embargo, cuando 40 años son borrados de su memoria, la protagonista no sabe cómo ha llegado hasta dónde está y tiene la oportunidad, o la mala suerte, casi de volver a reescribir parte de su vida. Digo mala suerte porque es triste que no pueda reconocer a su hija o su marido, ni saber por qué se enamoró de él, y en cambio sí recuerde un amor de juventud que había dejado atrás, pero que en su estado actual es lo último que recuerda y por el que está casi dispuesta a arriesgarlo todo, con tal de tener la posibilidad de encontrarse a sí misma otra vez.

En resumidas cuentas, a pesar de que una parte del libro se puede hacer repetida, la calidad de la historia es lo suficientemente potente como para hacer de esta novela una lectura más que recomendable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario