“-¿Por qué
llora el abuelo? –preguntó Marga.
Maria sabía
por qué. Lloraba por Bobby y por Martin y por Jack. Por cuatro niñas de una
escuela dominical. Por Medgar Evers. Por quienes habían luchado por la
libertad, vivos y muertos.
-¿Por qué? –repitió
Marga.
-Cariño, es
una larga historia –contestó Maria.”
Y tanto, quisiera responderle yo. Así
finalizó Ken Follett, quien no necesita presentación, “El umbral de la
eternidad”, un relato de nada más y nada menos que 1.148 páginas por las que no
siempre resulta fácil transitar. Y tantas cosas se han quedado fuera de esta
historia que es casi una recopilación de los más influyentes hechos que
tuvieron lugar entre 1961 y 1989. Y, desde el punto de vista literario, el “hasta
siempre” a cinco familias de ficción cuyos antepasados, aquellos a quienes el
destino puso a vivir la primera década del siglo XX, capturaron a miles de
lectores en “La caída de los gigantes”.