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jueves, 9 de febrero de 2017

"Juego de Tronos. Canción de Hielo y Fuego I", George R.R. Martin

¡Aquí estamos de nuevo! Mucho antes de lo esperado, ¿verdad? Hoy le dedico el tiempo que se merece la primera entrega de una serie de libros ya mundialmente conocidos gracias a la repercusión de su versión televisiva: Juego de Tronos. ¿Está justificado el éxito de la saga? ¡No olvidéis dejar vuestras aportaciones!

Valoración: Demasiada fama la precede
Te gustará si...: Te gustan las historias de espadas y traiciones, eres de los que leen páginas y páginas y páginas unas tras otras y no te importa que tus personajes favoritos mueran. 
No te gustará si...: Esperas no solo una historia grande (7 novelas publicadas hasta ahora...) sino también una gran historia. 


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"No -hubiera querido decirle-, no, mi buen caballero, no temáis por mí. El fuego es mío. Soy Daenerys de la Tormenta, nacida de dragones, esposa de dragones, madre de dragones, ¿no lo veis? ¿No lo veis?" Con una erupción de humo y llamas que se elevaron treinta codos hacia el cielo, la pira se derrumbó y cayó sobre ella. Dany, sin el menor temor, avanzó por la tormenta de fuego, llamando a sus hijos. 

                                     ¿Qué opino?


             No. No he visto la famosa serie de televisión “Juego de Tronos” de la HBO. Tengo mucha curiosidad, eso es innegable, pero me atrevo a afirmar que no ha sido alimentada por otra cosa más que porque, da igual en qué sobremesa estés, la renombrada serie siempre acaba ocupando un lugar destacado en las conversaciones. “¿Qué tendrá que atrae a tanta gente?”, me preguntaba. Y me sentí tentada de pasarme yo también al lado oscuro. Pero, cosa curiosa, no acababa de convencerme. Será porque siempre me he pensado las cosas demasiadas veces.
    
                Pero, claro, siendo como yo soy, que la serie esté basada en una producción literaria ya era demasiado tentador. “¿Que hay 7 libros publicados sobre una historia que arrasa en todo el mundo?”. Pues vamos allá. Tuve el gusto de dedicarle los meses de agosto-octubre a la primera novela, publicada con el majestuoso subtítulo de “Canción de Hielo y Fuego I”, dando a entender de esta manera que la canción iba para largo… Como ya sugiere la valoración de este post, la lectura ha tenido una repercusión en mí más bien flojita, aunque tampoco ha sido perder el tiempo.

                Intentar ofrecer un breve vistazo de pájaro de esta historia, como suelo hacer, es consumir esfuerzos en vano. Resumir 825 páginas en pocas líneas es una tarea considerable, pero voy a hacer un amago. Dejémoslo en que varias familias, llamadas Casas, mantienen lo que parece ser un tira y afloja constante, cansino e históricamente remoto por el poder en un mundo imaginario de espadas (torneos incluidos, mira tú), magia antigua y murallas de hielo. El resto de la población, es decir, los pobres súbditos y aldeanos que sufren las batallas por el trono, no existen a ojos del lector; prácticamente ni se les menciona. Los grandes señores y sus rifirrafes son los únicos y absolutos protagonistas.

                ¿Qué nos ofrece la primera entrega de esta saga que pueda explicar el éxito abrumador de la serie? Al margen de calidad artística y visual, que no puedo criticar porque soy una ignorante total en este sentido, ¿qué aspectos prometedores se pueden encontrar en el argumento sugerido por esta primera novela? Para ser sincera, han debido de pasarme desapercibidos entre las casi 900 páginas.

                Para empezar, diría que la originalidad no es su fuerte. Todo el que quiera disfrutar de una lucha entre reyes o grandes casas puede acudir a la Historia real y con mayúsculas. ¿Acaso los personajes son irrepetiblemente únicos? Debo admitir la atracción que yo misma sentí por algunos de ellos, que acaban cayendo bien porque parecen ángeles caídos del cielo. Pero eso no los hace más interesantes, sino menos creíbles. En este sentido, el principal defecto de la historia, al menos en esta primera entrega, es la clara división entre buenos y malos. Es cierto que no te puedes fiar de nadie y que te llevas más de una sorpresa; aquel que parecía tan majo acaba siendo el peor de todos. Pero la impresión que me he llevado es clara: hay una familia de buenos, generosos y pro-bien común, y luego están todos los demás, que son ambiciosos, vengativos y, buena parte de ellos, directamente locos. Podemos resumirlo incluso más: a este lado del ring, el bueno buenísimo, y al otro lado del ring, la mala malísima. Y sí, también está Daenerys, que parece quedarse en el medio porque tiene argumentos personales para situarla en cualquier lado. Desconozco por el momento cómo evolucionará la historia y los propios personajes, pero, por el momento, han resultado ser bastante anodinos y arquetípicos.

                En cuanto al estilo, más de lo mismo. George R.R. Martin no me ha parecido un escritor, sino más bien un narrador. Todos los capítulos siguen el mismo esquema: escenario A, personajes 1, 3 y 6, y acción. O sea, estamos donde-sea, y Menganito y Fulanito se dicen esto y lo otro, y al final pasa esto-de-aquí. La narración no tiene gracia ni singularidad; es una sucesión de hechos y pensamientos contados por escrito: como abrir un periódico. La emoción o el sentimiento simplemente no están; no transmite absolutamente nada. He leído los pensamientos más íntimos del personaje más entrañable y no he sentido ninguna empatía, porque no me lo creía, no me llegaba. He leído cómo mataban a mi favorito sin derramar una lágrima, y me he convencido de que había desaparecido porque no estaba en las páginas posteriores.

                ¿Qué más podemos decir? Ah sí. Hay violencia, sangre y (algo de) sexo; bueno, mayoritariamente, violaciones, es decir, una cosa muy agradable de leer (nótese el sarcasmo). Y aprovecho: las mujeres, más bien a la altura del betún, con contadas excepciones, porque alguna protagonista poderosa hay que meter. ¿Me animaré a leer el segundo libro? He de confesar que, a pesar de todo, tengo (mera) curiosidad, aunque más bien ligera, por saber qué le ha deparado a los distintos personajes. Aun así, no sé si me compensa leer otras 900 páginas de esta guisa. Veremos qué pasa. 

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