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lunes, 10 de febrero de 2014

"The casual vacancy", J.K. Rowling

Hola, amig*s!! Pues nada: como lo prometido es deuda, aquí os dejo la crítica que me ha suscitado esta novela de J.K. Rowling. Disfrutadla y no olvidéis dejar vuestras reflexiones!!






J.K. Rowling marcó un punto de inflexión en mi vida como lectora el día en que me tropecé con un librito desconocido para la mayoría del público en aquel momento y que llevaba un curioso título en la portada, con una palabra tan extraña como “filosofal”,  encima de un chico con gafas montado en una escoba. El fenómeno mundial Harry Potter todavía iba a explotar, pero en mí ya había dejado una huella imborrable y duradera. Así que cuando supe que J.K. Rowling había publicado una novela de adultos, mi expectación fue máxima. La dueña del cerebro del que había salido la inimitable historia del niño mago se merecía toda mi atención. Y ha sido en estos últimos dos meses cuando he podido dedicarle mi tiempo libre a su obra.
La experiencia ha sido particularmente desafiante, ya que decidí leer el libro en versión original. Y lo cierto es que ha resultado muy instructivo: una vez que una se adapta al ritmo de un inglés que va desde su vertiente más formal en la boca de abogados y concejales hasta el lenguaje chapucero de los adolescentes, la lectura resulta fluida y muy interesante, pues es una ventana privilegiada a la auténtica forma de expresión de las personas corrientes, que no siguen las estrictas normas gramaticales de los manuales de texto, como sucede en cualquier coloquio en todo el mundo. Para el que quiera practicar la lectura en este idioma, siempre que tenga unos conocimientos intermedio-avanzados de la lengua, es un libro ameno y lleno de expresiones populares para aprender.
La historia no podría estar más alejada del mundo mágico de Harry Potter. En este caso nos enfrentamos a la más cruda realidad de un pequeño pueblo inglés y las inestables vidas personales de varios de sus habitantes. La autora nos sitúa en Pagford, un pueblo que aparentemente solo existe en nuestra imaginación, de tamaño medio y bastante tranquilo, directamente aburrido para los más jóvenes. La monotonía del municipio se rompe con la súbita muerte de uno de los concejales más populares y más queridos, Barry Fairbrother, que fallece repentinamente en el aniversario de su boda víctima de un aneurisma. El fallecimiento del concejal deja “una vacante imprevista”, dando origen de esa manera al título de la novela. Pero Barry Fairbrother no era una figura cualquiera en el ayuntamiento de Pagford. Parece ser que el pueblo arrastra desde unas cuantas décadas una cruzada muy particular: deshacerse de un barrio conocido como “The Fields”, que acabó formando parte de Pagford y, por lo tanto, siendo su responsabilidad, por accidente. El problema en concreto reside en el hecho de “The Fields” está compuesto principalmente por viviendas de protección oficial cuyos residentes padecen graves problemas: las drogas campan a sus anchas, el desempleo es masivo y los problemas familiares lo convierten en una de las principales zonas de acción para los trabajadores sociales. Para intentar solucionar los problemas del barrio (que, en última instancia, todos tienen como origen los problemas con las drogas de la mayoría de sus habitantes) se habilita un centro de desintoxicación, y los niños de “The Fields” acuden al colegio de Pagford con los demás pequeños, para favorecer una educación equitativa, su integración y facilitarles así una salida alternativa al ambiente en el que están acostumbrados a vivir. Sin embargo, las políticas parecen ser insuficientes y los problemas de “The Fields” se mantienen a lo largo de los años y de las generaciones sin que se atisbe la luz al final del túnel. El barrio mantiene divididos a los habitantes de Pagford, entre los que quieren desentenderse de él y conseguir que sea la ciudad de Yarvil la que pase a ocuparse de sus asuntos, y los que creen necesario seguir ayudando a los habitantes de “The Fields” para ofrecerles una mejor oportunidad y romper su mala racha. Barry Fairbrother jugaba una pieza fundamental en el ayuntamiento: sus orígenes residían en “The Fields”, pero era la prueba de que con las oportunidades adecuadas se podía salir de un entorno de pobreza y  delincuencia, pues había obtenido estudios universitarios y tenido una vida normal y satisfactoria. Con este irrefutable argumento, se erigía como un bastión fundamental a favor de la ayuda a “The Fields” y sus habitantes. Cuando muere, con él desaparece el principal defensor de los intereses de este barrio. De esa forma, la sección más contraria a él, liderada por el “ejemplar” ciudadano Howard Mollison, ve en su muerte la largamente ansiada oportunidad de pasarle el problema de “The Fields” a otros. Se convocarán elecciones para ocupar el puesto dejado por Barry, con lo que se inicia una lucha entre los dos bandos por conseguirlo.
Rowling elabora un magnífico retrato de las vidas de las personas y familias a las que la muerte de Barry afecta de una forma especial, a través de diferentes vías. Y este retrato le sirve para mostrar el interés particular de cada uno de ellos en el asunto de “The Fields” y con él demostrar que la hipocresía y el egoísmo dominan en todas las relaciones. El mensaje que cala es que todos, salvo probablemente el desaparecido Barry, actúa siguiendo únicamente su propio interés, aunque consiga disfrazarlo bajo la apariencia de interés común.
A lo largo de las páginas, la autora ofrece una descripción descarnada y ausente de tabúes de los problemas que sufren los habitantes de “The Fields”: drogas, paro, maltrato, delincuencia, abusos, etc. Frente a esta realidad, la configuración ideal del Pagford más tradicional: casas decentes, gente trabajadora, vecinos implicados en los problemas de los demás, éxitos académicos, etc. Rowling nos advierte de esta forma que la aparente armonía que impera en muchos municipios y condados del país no es del todo fiel a la realidad que viven los diferentes ciudadanos; que a pesar de lo que pueda parecer, la paz social en muchos casos pende de un hilo, y que no se puede ignorar este hecho; que los problemas sociales no desaparecen solo con ignorarlos, y que la vida de mucha gente depende de las decisiones que las autoridades tomen a ese respecto. Frente a la frialdad de la política local, Barry representaba el interés más genuino por las personas afectadas por el ambiente de “The Fields”. Así pues, la lucha por el puesto de Barry constituye un auténtico pulso entre los que quieren un pueblo bonito y los que quieren (o fingen que lo quieren) un pueblo justo para todos.

El estilo que emplea Rowling es ágil y directo. La lectura es amena buena parte del libro, si bien hay pasajes un poco más monótonos en el que el interés realmente llega a decaer. En general, la historia es entretenida y muy crítica con sus personajes, que representan a todas las esferas sociales. Creo que es una historia diferente, y que no decepciona. Tiene giros sorprendentes y el final es realmente incisivo, el broche perfecto para un relato de tiras y aflojas entre las facciones del pueblo. El libro comienza con una desgracia y termina con otra; la primera, inevitable y de la que nadie es responsable; la segunda, evitable, consecuencia de la primera y de la que casi todos los personajes que intervienen en la historia tienen su parte de responsabilidad, aunque todos quieran exonerarse. Un resultado muy triste que muestra los efectos del lado menos empático y solidario del ser humano.  

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