Al fin,
después de tantos meses sin añadir entradas al blog, añado mi humilde opinión
sobre la novela de Kate Morton "El cumpleaños secreto", autora de las
conocidas "El jardín olvidado" y “Las horas distantes”.
Desafortunadamente, mi actual ocupación no me deja mucho tiempo libre que
dedicarle a la lectura y mis aportaciones aparecerán muy espaciadas en el
tiempo. Aun así, espero que disfrutéis de esta reflexión y, como siempre, os
animo a participar activamente en este espacio de lectores y dejar vuestras
propios comentarios. ¡¡Y feliz año nuevo, ya de paso!! J
Mis frases favoritas:
“Se deshizo en
un llanto lastimoso y Vivien pensó qué feos podían ser los adultos, qué
débiles. Tan acostumbrados a conseguir lo que querían que no sabían nada acerca
de ser valientes.”
“Nadie prestó
atención cuando la niña cruzó ese umbral en penumbra; ni siquiera la tía Ada,
aunque era de esperar que guiase a esa sobrina huérfana con ambas manos hacia
su futuro incierto. Y así, cuando la esencia de luz y vida que había sido
Vivien Longmeyer se contrajo y desapareció dentro de sí misma en busca de un
refugio, el mundo siguió girando y nadie vio lo que había ocurrido.”
“El
cumpleaños secreto” figuraba en mi lista de libros pendientes desde hacía
tiempo. Soy una lectora fácil de fidelizar; basta que una obra me seduzca para contraer
el propósito no manifiesto de seguir la carrera del escritor o escritora en
cuestión. “El jardín olvidado” fue un regalo de Reyes de hace unos pocos años
que resultó ser magnífico. Es una historia maravillosa y muy bien contada, con
una ambientación romántico-gótica que realmente atrapa después de pocas
páginas. El relato consiguió realmente no dejarme indiferente. Poco después “Las
horas distantes” casi consigue encantarme de la misma manera, pero era realmente
difícil alcanzar el regusto y los aromas de la primera novela. Aun así no fue
en absoluto decepcionante. Se trata de un cuento entretenido y también muy bien
escrito, con una prosa fluida y a la vez hipnótica. Ambas novelas tenían muchas
cosas en común: la inclusión de relatos fantásticos escritos por alguno de los
protagonistas como elemento fundamental de la propia historia, una atmósfera
gótica o romántica y un secreto familiar como punto de partida. Pero en la
comparación, “El jardín olvidado” sale ganando claramente.
No me
sorprendió, pues, que el origen de lo que se narra en “El cumpleaños secreto”
fuese, una vez más, un secreto familiar a desenmarañar por parte de la protagonista.
Pero no por ello me agradó. Sin duda el elemento sorpresa se ha perdido en esta
novela respecto a las otras dos, y resulta en cierto modo cansino que la
esencia no sea más que una repetición de las anteriores. Este hecho me
desalentó un poco desde el comienzo de la lectura y generó la sensación de que leer
una novela de Kate Morton no es sino un proceso rutinario que sigue un esquema
conocido de antemano si se ha leído una novela suya con anterioridad.
En este
caso, la protagonista, Laurel Nicolson, una reconocida actriz británica de
teatro y cine, trata de explicar un suceso traumático del que fue testigo con
dieciséis años, cuando el día del cumpleaños de su hermano pequeño contempla
cómo su madre mata a un misterioso visitante. Cincuenta años después del suceso,
su madre Dorothy ya se encuentra al final de su vida y, debido a una serie de
acontecimientos fortuitos, Laurel desentierra sus recuerdos para arrojar luz
sobre ellos mientras aún su madre viva para contarle qué ocurrió y por qué.
En su
empeño, Laurel viaja al pasado de su madre a través de personas que la
conocieron o testimonios escritos sobre personajes ilustres con los que pareció
confraternizar. Durante esa búsqueda, retrocedemos hasta el Londres más sufrido
de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad está desabastecida, atemorizada
y era víctima incesante de los bombardeos nazis. Desde el punto de vista
histórico, el trasfondo no está excesivamente desarrollado y la autora se
limita a aportar la información necesaria para describir el estilo de vida y
los hábitos mantenidos por la población que padeció el combate. Conocemos las
penurias de la ciudad y el desastre a nivel infraestructuras, pero la Historia
en sí misma no tiene más papel que el de ser el escenario en el que la madre de
Laurel vivió una parte de su juventud.
Al
igual que en las otras novelas, también viajamos hasta Australia, el país de
origen de la autora. Está claro que se trata de una ciudadana orgullosa de su
patria, puesto que siempre sitúa parte de la historia en alguna zona de este
país. En este caso, nos lleva a Tamborine, donde vivió durante su infancia.
Tampoco en este caso el paisaje o la cultura australiana cumplen ningún papel
llamativo en el relato, y se limitan a ser la envoltura de uno de los
personajes fundamentales de la novela.
Si
seguimos repasando los nexos entre las tres novelas mencionadas, en esta
también se hace un breve homenaje a la literatura, el teatro o la fotografía.
Los dos primeros están muy presentes en la vida de Laurel, e incluso la obra “Peter
Pan” acaba teniendo su protagonismo en la historia, pues unirá los destinos de
dos personajes muy importantes en la novela, Vivien y Jimmy, amiga y amor de
juventud de Dorothy, respectivamente. La fotografía es nada más y nada menos
que la profesión de Jimmy, que trabaja como reportero gráfico durante la
guerra, recogiendo con su cámara los horrores de la guerra en Londres. Kate
Morton siempre transmite un gran amor por las historias y el arte y la cultura
en general.
La
novela está narrada en tercera persona, con lo que a pesar de que seguimos los
pasos de Laurel en su investigación, acaba resultando impersonal en exceso. En
lo que se refiere a los personajes, debo decir que, en mi opinión, les falta
impresión y personalidad. No los encuentro convincentes ni particularmente
definidos. Me han parecido más bien arquetipos a través de los cuales la autora
maneja rasgos humanos muy predefinidos, como la ambición, la maldad, la bondad
o la esperanza. En general, no he sentido ninguna conexión como ellos, como si
nunca los llegase a conocer realmente.
Tampoco
la narración ha estado, bajo mi punto de vista, al nivel de las anteriores, ni
mucho menos, ni en ritmo, ni en emotividad. El relato avanza muy lentamente,
las reflexiones de los personajes se repiten demasiadas veces y produce la
sensación de estar dando vueltas y vueltas a la misma idea, que ya había
quedado patente desde el principio. En más de 500 páginas, se han sucedido
pocos eventos destacables y demasiado espaciados en el tiempo, con lo que acaba
resultando aburrido y poco excitante. Y por otra parte, la narración es
demasiado plana, no llega a transmitir con suficiente intensidad las emociones
que se querían hacer llegar al lector.
Lamentablemente,
no recomendaría esta novela. Sin duda creo que la autora ha escrito cosas
fantásticas que proyectan una sombra muy grande sobre esta historia. Tengo
entendido que este año verá la luz el siguiente libro de Kate Morton. Ojalá se
decida a cambiar de temática y nos ofrezca algo un poco diferente a lo que nos
tiene acostumbrados. Veremos qué ocurre.
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