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martes, 30 de julio de 2013

"La vida imaginaria", Mara Torres

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SINOPSIS:
¿Qué pasa por tu cabeza cuando la persona a la que quieres se va? ¿Qué haces con tu vida cuando tienes que pensarla otra vez? ¿Te la inventas? El mundo de Nata se llena de preguntas cuando Beto la deja. Pero el tiempo no se detiene, y los episodios que Nata cuenta de su propia historia la van llevando hacia un lugar donde todo vuelve a ser posible. Novedosa y contemporánea, esta novela tiene el nervio de un relato confesional, divertido y emocionante. Pero, por encima de todo, descubre a Fortunata Fortuna, un personaje fascinante que ha venido al mundo de la ficción para quedarse.


Fortunata Fortuna es una mujer de hoy que da rienda suelta a su imaginación cuando Beto, la persona con la que se veía construyendo el resto de su vida, decide marcharse de su lado. Es la protagonista de esta novela finalista del premio Planeta en la edición del 2012. El relato se desarrolla en aproximadamente el año y medio que sigue a la ruptura de Nata y Beto. Contado en primera persona, toma casi la forma de un diario. De hecho, en las primeras páginas, Nata se dirige al papel afirmando que escribe sus sentimientos y reflexiones como una forma de catarsis que le ayuda a liberarse de la ansiedad y la opresión que siente cuando el recuerdo de Beto le asalta en sus momentos de mayor quietud y soledad. A medida que los días pasan, nos hace partícipes también de su vida cotidiana, de momentos compartidos con sus amigos y su familia, o su trabajo en una agencia de publicidad. Somos testigos de cómo Nata mantiene una férrea esperanza respecto al retorno de Beto a su lado, basándose en que, de acuerdo a las palabras de él, artífice de la separación, se trataría únicamente de un alejamiento temporal. Aquí reside precisamente uno de los aspectos más interesantes de la historia: Nata y Beto son una de esas parejas que mantienen una relación sentimental en la que comparten residencia y experiencias, pero, al mismo tiempo, cada uno hace su vida y conserva una independencia que finalmente acaba por destruirlos. Nata parece una persona temerosa, insegura, agobiada ante la perspectiva de un “aburrimiento de pareja” que acabe por anularlos, y por lo tanto, es partidaria de mantener una vida paralela a su pareja en la cual él no participa, a través de salidas habituales con sus amigos, planes propios organizados sin tener en cuenta a Beto, etc. Por el contrario, Beto acaba por sentirse abandonado por su pareja ante ese estilo de vida, siempre solo en momentos que le hubiera gustado compartir con ella. El empeño de Nata de “no nos aburramos mutuamente” acaba destruyendo la relación. Se pone así en primer plano un nuevo estilo de pareja de la que hemos oídos hablar mucho en los últimos tiempos, representado no solo por Nata y Beto, sino por muchas otras parejas con uno o ambos miembros amigo de alguno de ellos. En más de una ocasión, ya sea con el ejemplo de la relación entre Nata y Beto, o por declaraciones de un amigo que mantuvo una relación de un estilo semejante, la novela parece posicionarse a favor de la opinión de que tal convivencia acaba por no funcionar una gran cantidad de veces. Como si acusara de hipócritas a sus simpatizantes, afirma que ese anhelo de independencia no es sino el resultado del miedo al fracaso de la pareja, y que, en realidad, el deseo último se mantiene a través de todas las generaciones: encontrar a una persona que te quiera, con el que te sientas valorado, apoyado y acompañado,  y con la que construir un proyecto de vida.
Otro aspecto que también me ha gustado mucho de la historia es la construcción de los personajes. Tanto Nata como sus amigos, o sus compañeros de trabajo, son personas del día a día, con las que cualquiera de nosotros podría identificarse. Comparten nuestra misma aprensión por la situación económica del país y sufren de primera mano el desempleo o participan en manifestaciones, por ejemplo. No son personajes irreales, frutos únicamente de la imaginación. Tienen los pies muy asentados en esta Tierra. Sus experiencias amorosas o laborales no nos llevan a pensar “eso nunca me pasaría a mí”. Muy al contrario: refleja la tónica general, la clase de relaciones o actitudes más actuales.
A pesar de tener trazos de una especie de “realismo mágico”, que lleva a Nata a viajar con su cama hasta la casa de Beto para ver cómo lleva su ruptura o a Beto a aparecerse en casa de Nata para regañarla o aconsejarla, es una novela muy realista que también te hace reflexionar acerca de la vida en pareja o la satisfacción con uno mismo. El estilo es muy ágil y divertido, de lo más informal. Nata habla o “malhabla” tanto como nosotros. Una historia diferente de lo más recomendable. 

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